Vistas de página en total

lunes, 26 de diciembre de 2011

vale la pena vivir la vida

¿Vale la pena vivir la vida?

“Si se pudiera proteger a los acantilados de las tormentas, nunca podría admirarse la belleza de sus quebradas”
Elizabet Kübler
Muchas veces hemos sentido que la vida no vale la pena vivirla. En un caso extremo, escuché en la radio a una mujer que decía: “No quiero tener hijos, porque solo se viene a este mundo a sufrir. Y quiero ahorrarles ese sufrimiento”.
Pero… ¿Realmente la vida es así? ¿O nosotros la hacemos así?
Lo que realmente te hace sufrir, no es la vida en sí… son tus expectativas respecto a cómo debería ser el mundo o cómo debería actuar tal persona.
Por ejemplo, cuando te enojas con tu pareja porque no llegó a tiempo o no te expresa su amor como a ti te gustaría que lo hiciera.
Entonces, lo que te daña no es tu pareja… son tus pensamientos y emociones con respecto a como debería actuar tu pareja, de acuerdo a la etiqueta del hombre o mujer perfecto que tienes.
Si sufres porque la vida es cruel… es porque tienes un concepto equivocado de lo que realmente es. Crees que en la vida todo debería ser felicidad.
Imagínate que piensas que un bosque debe ser con puras rosas, ríos limpios, venados corriendo, un sol reluciente y una suave lluvia.
Pero cuando vas a uno ¡Oh sorpresa! También hay insectos, serpientes… y la lluvia ¡es un diluvio!
Imagínate sufriendo porque lo encontraste así y diciéndote “No vale la pena estar en un bosque, es horrible: serpientes, bichos ¡que horror!” ¿No tiene sentido verdad?
En el fondo sabes que así es un bosque. No como tú pensabas que era. Lo que puedes hacer, es estar alerta contra las serpientes. También, cubrirte para que la lluvia no te moje.
Y disfrutar las rosas que veas y los venados.
Simplemente aceptas la naturaleza como es y no te lamentas. Te adaptas a ella.
En la vida, es igual. Cuando la vemos como un paquete completo, en el que hay amor, muerte, instantes imborrables y fracasos dolorosos, la aceptas como es.
A partir de esa aceptación, puedes adaptarte a ella. Pregúntate que capacidad dormida en ti, necesita salir a flote cuando te enfrentes a un nuevo desafío.
Por ejemplo, yo de niño no sabía bailar salsa. La necesidad de gustarle a las niñas me hizo aprender ¡Ahora he llegado hasta dar clases de baile!
Me daba miedo hablar en público. Era muy tímido. La necesidad y las circunstancias me obligaron ha hablar en público ¡Ahora soy conferencista! Imagínate cuantas capacidades dormidas en mí, se han despertado por la necesidad.
Siempre pregúntate ¿Qué capacidades dormidas en mi tienen que salir a flote con este desafío?
El dolor y las derrotas son una gran oportunidad para replantearnos como estamos viviendo la vida. Te confieso que acostumbro caminar cerca de los bosques, lejos de la gente, cuando las tormentas de la vida hacen que se me pongan las cosas difíciles.
Anclarme dentro del ruido cotidiano cerca de la naturaleza, dándome un breve espacio para reflexionar acerca de mis desafíos actuales y replantearme nuevas metas, ha sido invaluable para mi.
Si no, ya me habría vuelto loco.
Te recomiendo que hagas lo mismo. Busca un espacio diario de reflexión.
Todos somos producto de nuestras reacciones ante los retos. Somos hermosas quebradas hechas por las tormentas de la vida.
“Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a sí mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital”
Juan Castaneda
Tus circunstancias acéptalas como son, y pregúntate “¿Qué puedo hacer al respecto?” Te sorprenderá como a mí lo sencillo que es solucionar un problema, una vez que dejes de pensar en el y te enfoques en resolverlo.
Generalmente, las mejores oportunidades de nuestra vida, vienen disfrazadas de problemas.
No importa cuales sean estos. Siempre existe una solución.
Así que ¡ha disfrutar la vida se ha dicho!
Suerte

Colaboración de Edgar Martínez
México

jueves, 22 de diciembre de 2011

la influencia del entorno

La influencia del entorno
Es normal sentir afecto por tus amigos. Puedes orar por ellos y tratar de alentarles a hacer cambios positivos en sus vidas. Pero a veces, lo mejor que puedes hacer es apartarte de la gente negativa y ubicarte en un entorno saludable, positivo, lleno de fe. Es algo de extrema importancia porque no importa lo grande que sea el potencial de la semilla, si no la pones en tierra buena, no podrá echar raíces y crecer.
Natalie vivía en un entorno muy negativo, con abusos físicos, emocionales y verbales. Aunque su esposo Thomas era dominante y controlador y se negaba a buscar ayuda, Natalie seguía junto a él año tras año. Es que tenía miedo de irse. Temía a la soledad y a no poder mantener a sus dos hijas. Tenía miedo de que jamás conocería a otro hombre dispuesto a amarla y aceptarla, ni a ella ni a sus hijas. Cuando Natalie me preguntó si yo pensaba que ella debía seguir con esa relación abusiva, le respondí: «No creo que eso sea lo mejor que Dios tiene para ti. Siempre insisto en mantener al matrimonio unido y en tratar de que las cosas funcionen, Natalie. Pero entiéndeme: Dios no te creó para que fueras maltratada ni objeto de abusos. Tu madre estuvo en una relación abusiva y ahora tú estás igual. Y a menos que hagas algo por cambiar esto, lo mismo les espera a tus hijas».
Para Natalie fue muy doloroso, pero por fin se armó de valor y dejó que la puerta de esa relación se cerrara. Se dedicó a comenzar de nuevo, volvió a estudiar y se graduó con honores. Encontró un empleo y conoció a un hombre que se enamoró no sólo de ella, sino de sus hijas también. Hoy, Natalie está felizmente casada. Nada de esto habría sucedido si no hubiese dejado que se cerrara una puerta para dirigirse a otra, que esperaba abrirse.
Muchos me han dicho: «Joel, no sé por qué soy como un imán para la gente abusiva. Salgo de una mala relación y entro en otra aun peor. Sé que tendría que apartarme. Sé que no es bueno para mí. Pero no puedo irme. Me sentiría culpable». Suelo responder: «No. Tienes la responsabilidad de mantenerte sano y salvo. Tienes un don. Dios te ha confiado sus talentos y sus sueños. Y quizá te duela, pero lo mejor que puedes hacer es apartarte de quien es un lastre continuo para tu espíritu. No permitas que nadie te trate de esa forma. Tu valor es muy grande. Eres criatura, creada a imagen del Dios Todopoderoso». «Joel, si pongo límites, esa persona tal vez se vaya». En verdad, creo que sería lo mejor que podría pasar. Oí decir que hay algo que se le llama «el regalo del adiós». Significa que cuando alguien que te aplasta decide irse, quizá no te des cuenta pero te estará haciendo un enorme favor. No mires atrás. En cambio, mira siempre hacia adelante. Prepárate para la siguiente cosa nueva que Dios quiere hacer en tu vida.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL BROCHAZO



Una vez un artista estaba pintando la bóveda de un templo, y con frecuencia daba unos pasos hacia atrás en el andamio, para contemplar su obra. Se encontraba tan absorto contemplando su trabajo, que no se había dado cuenta de que iba a caer en el pavimento que estaba a gran distancia del andamio.
Otro pintor, hermano de aquel, viéndolo en peligro y comprendiendo que una palabra podría apresurar su caída, arrojó una brocha sobre el cuadro que contemplaba el artista que estaba en peligro. Este pintor, sorprendido y enojado, violentamente se dirigió hacia adelante: así se salvó de una caída que hubiera sido mortal. Así también, Dios algunas veces destruye las halagadoras esperanzas de nuestro corazón, para advertirnos el grave peligro en que estamos por causa del pecado, y para salvar nuestras almas.—Peloubet. Lerı́n, A. 500 ilustraciones
Muchas veces no entendemos que por estar tan absortos en nuestros propios logros, exitos y ambiciones damos pasos en falsos que podrían destruir nuestras propias vidas y Dios en su misericordia interviene para despertar nuestra conciencia dormida. A veces él lanza su brocha contra el cuadro de nuestra vanidad para demostrarnos que nos ama y que más que estar interesado en nuestros éxitos , él está interesado en nosotros como sus hijos.
La proxima vez que su brocha manche tu cuadro, dale gracias a Dios, porque quiza te libró de caerte del andamio.
Génesis 32:10 Menor soy que todas las misericordias, y que toda la
verdad que has usado para con tu siervo; que con mi bordón pasé
este Jordán, y ahora estoy sobre dos cuadrillas.
Exodo 33:19 Y respondióle: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu
rostro, y proclamaré el nombre del Señor delante de ti; y tendré
misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con
el que seré clemente.
Números 14:18 El Señor, tardo de ira y grande en misericordia, que
perdona la iniquidad y la rebelión, y absolviendo no absolverá al
culpado; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta
los terceros y hasta los cuartos.
Compártelo!